viernes, 17 de enero de 2014

SUPERFICIALIDAD.

El tema del que quiero hablar ahora es este. La superficialidad. Al oír esa palabra a todos nos viene (o debería venirnos) lo mismo a la cabeza: dejar de lado la personalidad dándole toda la importancia al físico. ¿Por qué la gente es superficial? ¿Y por qué no intenta dejar de serlo aun sabiendo que, en unos años, todos seremos viejos y arrugados? ¿Por qué? Eso me pregunto yo. Que alguien me lo explique. Que alguien me explique por qué una chica guapa con cuerpo bonito y sin dos dedos de frente parece tener más éxito en la vida que una gordita y feucha; pero carismática, inteligente, divertida, graciosa, amable y con un gran sentido de la empatía. Al fin y al cabo lo de fuera no es nada, simplemente la manera visible de representar lo que somos. ¿Y qué somos? Lo de nuestro interior. Sigo sin entenderlo. Y no lo entiendo porque es precisamente lo que me pasa a mí. Yo soy de esas personas que no llaman nada la atención, que se quedan en una esquina, agazapadas, esperando a los hechos, mientras que otras lo único que hacen es llamar la atención con escotes del tamaño del Empire State y leggins tan ajustados que parecen de tres tallas menos que la que usan. Venga ya. Todavía estoy esperando al día en el que alguien me diga: "me gustas". Pero por mi personalidad, aunque hay que admitir que el físico, quieras o no, también ayuda un poquito. Pero no es necesario para impresionar a alguien. No lo es. No lo es. Si todos fuésemos ciegos, estoy segura de que tendría millones de amigos y amantes secretos y no tan secretos. Ojalá lo fuésemos. Nunca he tenido novio, ni he gustado a nadie, pero orgullosa estoy. Dicen que en el amor la vida es como un manzano repleto de sabrosas manzanas. Y los hombres son los que intentan cogerlas. Obviamente escogerán las que estén más cerca, que serán cogidas, cogidas y otra vez cogidas. Sin embargo, las de arriba no lo son, porque son las manzanas buenas y jugosas. Es una bonita metáfora. A veces me consuela, intento pensar que no gusto a nadie porque mi personalidad es "buena y jugosa", como las manzanas, pero acabo deshechando esa idea. No me quieren. No me quieren.